Los niños que se tragan los chicles corren el riesgo de sufrir problemas estomacales. Esto puede incluir una sensación de malestar general, náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. Algunos niños también pueden desarrollar problemas respiratorios como asma si tragan el chicle. Además, si los niños se tragan una cantidad grande de chicle, pueden tener problemas de obstrucción intestinal, lo que requerirá atención médica inmediata. También hay que tener en cuenta que el chicle contiene azúcares y edulcorantes, por lo que si se tragan muchos, puede aumentar el riesgo de caries dental y obesidad.